EL
MUNDO DE LOS SUEÑOS
DOLORES
SÁNCHEZ GONZÁLEZ
Los
sueños pueden ser aterradores, extraños e intuitivos, en ellos vemos un mundo
místico, que puede presentarse como solución a nuestras obsesiones y
preocupaciones.
Baruch Elron es una artista que
en su acto creativo nos revela visiones de sueños esotéricos y fascinantes,
haciendo asequible la comprensión de estos. Mostrándose fiel en el cumplimiento
de su obra para darnos a conocer, en ocasiones, relatos de la “Biblia” (como un
exegeta arbitrario), evocando sus escenas como sucesos que están ocurriendo, o
que pueden ocurrir, sobrepasando el mundo razonado para expresar por medio de
símbolos los acontecimientos que se adivinan en esos sueños. Manifestaciones de
su espíritu que trascribe en sus lienzos para dar a conocer esas revelaciones
como una premonición.
*****
EL
RELOJERO
Con
este cuadro volvemos al mundo de las ensoñaciones. Se puede apreciar como flota
el tiempo en el espacio, como todo se ralentiza, hasta quedar casi suspendido,
obligando a observar para aprender de sus explicaciones a través de sus
definiciones ilustradas. Transforma la realidad siguiendo los pasos de su
propia quimera, la realidad que en este trabajo necesita comunicar de manera
perentoria, como resolución final, quizás el tiempo cae gota a gota, impasible,
es inútil que intentemos eludirlo, continúa sin solución llegando a deformar lo
existente. Podemos ver como el tiempo se distorsiona, metamorfoseándose en un
ambiente mágico, convirtiéndose en un paisaje de atmósfera enigmática. El
tiempo no existe. Lo anecdótico vuelve una y otra vez, como un goteo constante
y continuo, de manera rítmica; parece como si quisiera mostrarnos una realidad
superior.
Verdaderamente es un trabajo muy
creativo, místico y poético que nos evoca al destino.
En todas estas obras Baruch Elron se
muestra oculto en los lienzos, y es lógico, ya que participa del visionado de
las mismas, porque él está ahí como un observador curioso y cauto, para no ser
descubierto. Ha pasado a otra dimensión para saber y contarnos de primera mano
qué ocurrió, qué ocurrirá.
Todo pasa en un instante, y él está
preparado para franquear los obstáculos, sin importarle las dificultades que
pueden presentarse, captando el hecho para posteriormente plasmarlo en sus
lienzos.
*****
LA
DANZA DE LAS MARIPOSAS
Casi
se podría definir como la más surrealista de las que me ocupo esta obra ajena a
toda preocupación titulada “La danza de las mariposas”. Aquí muestra menos
símbolos, pero no por ello es menos expresivo en sus insinuaciones. En este
acto de rebeldía parece querer unir la naturaleza y la humanidad mostrándose
algo travieso.
Los colores nos muestran un mundo que
parece distante, ya que solo enmarca la figura principal rodeada de mariposas,
mostrando indiferencia, dando un carácter esencial a la interpretación de
nuestros sentidos, a la relación entre el movimiento del vuelo de las mariposas
y la figura que descuidada se entrega al espectador, invitándolo a la
especulación. Una obra muy abierta a múltiples interpretaciones, que puede
resultar perturbadora e inquietante.
Esta pintura no está sometida a la misma
simbología que se ve en las demás, aquí es más trasgresor, quebranta la línea
habitual de las otras y esta parece inacabada.
Hay una fuerza desconocida que le lleva
a otra dimensión, a otro mundo donde él se encuentra como un espectador más,
testigo de los sucesos que necesariamente ocurren en determinadas circunstancias,
señala siempre un lugar para después exponer el hecho, llegando al conocimiento
a través de su sensibilidad, dejándose llevar por sus elucubraciones, que,
activadas, abren este espacio con una magnitud de conjunto para definirnos el
prodigio del que está siendo testigo.
Baruch Elron, es fiel al impulso que
siente el artista que se sabe narrador, reflejando sus experiencias de manera
enigmática, misteriosa e inquietante... A veces deja al espectador en la
incertidumbre de sus misterios insondables, enarbolando la bandera del
significado por encima de la pintura; deja una huella en nuestro ánimo que
provoca una alteración que no se puede
justificar.
*****
EL
ARTISTA COMO MÁRTIR DEL SIGLO XX
...Y,
en la búsqueda constante del camino, movido siempre por el afán de crear, nos
ofrece su sacrificio, inmolándose como víctima eternamente errante rodeado de
sus visiones. Sitúa la figura principal en el centro de la obra, entre los
personajes que forman parte de su inspiración o de su martirio, como un retrato
renacentista, adornados con flores de espinas, podemos apreciar la angustia en
su rostro. Aquí, parece rebatir al clasicismo, la rigidez de sus normas, y hace
una utilización absoluta de los signos.
*****
SODOMA
Y GOMORRA
Sitúa
las escenas en tiempo actual, aunque también da la impresión de que está
visionado el futuro, casi como un chamán, capaz de adivinar lo que va a
acaecer, y de manera resumida nos muestra actos con gravedad moralizante. Pinta
un mundo que actúa y se conduce melancólico por el lienzo. Un mundo de seres
fantasmales y llenos de símbolos. Un mundo pesimista como en “Sodoma y
Gomorra”, donde nos muestra las ganancias de los excesos que realmente nos
llevan al fracaso induciéndonos a perder lo que más apreciamos. Máscaras que ocultan
los sentimientos y las verdaderas intenciones, mostrando la parte negativa que
hay en nosotros. Mujeres complacientes que vaticinan nuevos encuentros. Y, la
luz cegadora, que limpia y espantan a todos los demonios aclarando con el día
los horrores, miedos y temores de la noche.
*****
DESPUÉS
DEL PECADO
Esta
obra, “Después del Pecado”, se mueve por la intuición, por el apego de la
memoria como potencia del alma. Es evidente que hace referencia al pecado
original, y casi la presenta como un recuerdo, está llena de alegorías,
mostrando la realidad que está debajo de lo razonado, y nos referencia el
anuncio del cambio. Analiza el momento como un antropólogo que estudia el medio
humano.
Eva oculta la manzana mordisqueada en la
mano izquierda, mientras que con la derecha cubre el sexo del pecado, al que se
ha abandonado. Parece invitar a su compañero a que le siga en su destino. Adán
mira crédulo y confiado, mientras que otros ojos parecen apartar la mira de la
acción, qué podemos esperar..., es cuando todo se disipa en el fondo de la
escena quedando solo el instante antes del principio del fin.