Antes de pasar al envés oscuro del amor y los consiguientes trastornos del sueño, voy a presentar dos poemitas de especiales características. Son obras de poetas prostitutas chinas. Guojian Chen nos explica en su libro Antología de poetas prostitutas chinas (Siglo V – Siglo XXI) las características sociales y territoriales que motivaron la instauración de prostíbulos públicos –regentados por funcionarios designados– para mandarines, militares y funcionarios. Además, hay que tener en cuenta que, desde el siglo VII y durante muchos años, el contenido principal de las pruebas oficiales para acceder al funcionariado era la composición poética. Y no solo eso, la poesía era patrimonio de toda la sociedad y había poetas en las clases medias, en los trabajadores y también entre las prostitutas. Dice Goujian Chen que en respuesta a estas demandas, en épocas del florecimiento de la poesía como en Tang y Song, era natural que las matronas inteligentes escogieran y contrataran a jóvenes nacidas en familias cultas pero venidas abajo por alguna circunstancia. Además, también seleccionaban a niñas hermosas y listas para que recibieran una educación adecuada, que estudiaran la poesía y aprendieran a versificar, a cantar y a bailar, a fin de captar una clientela exquisita y solvente, y así aparecieron poetas prostitutas, que hubieran sido imposibles de existir en otros ámbitos, en otros sitios del mundo. (8) Durante milenios, China fue una sociedad feudal y machista donde las mujeres eran despreciadas y las prostitutas todavía más. Ser poeta prostituta podía acarrear ciertos beneficios en tan duras circunstancias.
Xue Tao (770-832) es la más destacada de todas ellas. Hija de un funcionario, escribió su primer poema a los nueve años. Muerto su padre, hubo de trabajar como cantante-prostituta para sobrevivir. Fue respetada por muchos poetas de su época. Abandonó la prostitución cuando logró mejorar su situación económica.
El poema que transcribo ahora es un ejemplo de la temática más común empleada por estas compositoras: contemplación de la naturaleza, el amor o la amistad, la nostalgia... Y la imposibilidad de conciliar el sueño:
EL ARROYO OTOÑAL
Cristalino arroyo color frígido,
envuelto en neblinas.
Diez cuerdas de cítara
susurrando desde lejos.
El son llega hasta mi almohada,
despertando mis amorosas añoranzas.
Triste, no puedo conciliar el sueño. (9)
Nie Shengqiong (S. XI-XII) es una poeta posterior, de la que solo se conocen algunos de sus poemas. Este que reproduzco ahora estaba unido a la música como nos apunta Goujian Chen y versa sobre los mismos asuntos apuntados anteriormente. Hay que destacar el intenso momento lírico que se crea con la fusión de la lluvia y las lágrimas de la poeta al finalizar el texto:
RESPUESTA
A LI ZHIWEN
–
Según la melodía Zhegutian
Te
despido fuera de la capital,
ensombrecido
el rostro
por
la inmensa tristeza.
Pabellón
“Flor de Lotos".
Verdes
sauces llorones.
Levantando
la copa,
canto
“Canción de Adiós".
Ahora
ya estarás lejos
en
tu largo camino.
Quiero
buscar consuelo en el sueño,
pero
no lo consigo:
No
puedo pegar los ojos.
¿Quién
podrá imaginarse
lo
dolida que estoy?
Dentro
y fuera de la ventana,
no
cesan de caer hasta el alba,
de
un lado, gotas de lluvia
sobre
las gradas,
del
otro, gotas de lágrimas
sobre
mi almohada. (10)
Vuelvo
a recoger un fragmento de otro poema (“maldecirte”) perteneciente a María
Guivernau, con quien inicié este artículo. En esta ocasión nos adentramos ya en
el vértice opuesto del amor, que también produce agripnia, asociada a fuertes
sentimientos negativos hacia la persona des-amada:
He
vuelto a maldecirte.
Me
prometí que no lo haría
pero
ya no sé cumplir promesas.
Amanecía,
bajé las persianas
pero
el sol se coló por las rendijas
y
ya no logré cerrar los ojos.
Te
maldije porque quiero pasarme el insomnio en mi
cama
enorme,
aunque
tú no estés,
y
no en este sofá cama
al
que me he condenado huyendo de ti. (11)
Tina
Suárez Rojas es (para mí) una poeta rompedora de moldes sociales establecidos y
de estereotipos poéticos convencionales. Busca una poesía que llegue
directamente al lector a través de recorridos formales innovadores y
pluriconceptuales. Domina la poética y la moldea para que llegue distorsionada
al receptor, dejando de esta manera un poso que requiere ser digerido
lentamente. Es una maestra con las palabras, con sus significados y con la
ambivalencia, de la que he aprendido
mucho y a la que he tratado de imitar en alguna ocasión. De ella he escogido el
poema “Salmodia” de su libro Las cosas no
tienen mamá. La voz de la poeta entona una composición alejada de los
tradicionales salmos de alabanza a la divinidad, dando el protagonismo a una
oveja negra que será rechazada por el sueño, no pudiendo traspasar la frontera
para dormir (imitar el sueño de los
muertos). Fijémonos en los últimos versos de la primera estrofa, antes de
repetir, a modo de estribillo "y yo
cariacontecida…”. Son la clave para interpretar el estadio de insomne
soledad que aqueja a la poeta.
SALMODIA
Esa
ovejita negra que pasta en la última
latitud
de la noche rumiando las estrellas
del
dolor eterno la aciaga
ovejita
de atroz naturaleza que el sueño
desprecia
y
yo cariacontecida
de
lejos y en silencio cuando todos
imitan
el sueño de los muertos
sólo
yo en pesadumbre
asomada
al fin del mundo
abiertos
los postigos de insomne soledad
escucho
mansamente
a
la oveja balar
balar
y balar
la
oscura ovejita que no sabe
que
hiere la más pavorosa
de
todas las criaturas esa inocente
oveja
de lana mortecina
de
cuya madeja nace
el
final del amor
y
yo cariacontecida
de lejos y en silencio cuando todos
imitan el sueño de los muertos
sólo yo en pesadumbre
asomada al fin del mundo
abiertos los postigos de insomne soledad
escucho mansamente
a la oveja balar
balar y balar.
de lejos y en silencio cuando todos
imitan el sueño de los muertos
sólo yo en pesadumbre
asomada al fin del mundo
abiertos los postigos de insomne soledad
escucho mansamente
a la oveja balar
balar y balar.
Balar
y balar. (12)
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