Spot The Kroc
Al principio fue la música. Llegaba en celebraciones y fiestas, en bailes,
en ritos mágicos, bodas y funerales, sonaba en cuevas, en campos, en las calles
y las plazas. Trotaban los músicos con sus cajas de madera y sus tensas
cuerdas, la piel del tambor vibrante, las flautas ligeras, la voz en alto.
Visitaron el palacio, bajaron al río, subieron al monte, resonaron. Pero llegó
el momento, no hace mucho, en que se hizo difícil escucharlos: cada vez había
más gente y el sonido no llegaba a todos. Así que se inventaron unos cables con
altavoces para que nadie se quedara sin oír y por todo el mundo se extendió el
estruendo. Y tan grande fue el griterío, tan desmesurada la algazara, que lo
que antes sonaba como una melodía pronto se convirtió en ruido, en un espasmo
retorcido que dejaba sordo, los oídos huecos, la cabeza seca. Ahora ya parece
tarde para escuchar de nuevo.