Por Diego Vadillo López
Hace unas semanas, desde la editorial Mundibook me invitaron a participar en la presentación del poemario “Raíz desnuda”; una vez me enviaron dicho libro y pude leerlo vi claramente una serie de elementos en la poesía en él residenciada que me resultaron no solo encantadores sino también acreedores de un nada desdeñable fuste lírico; por ello, el pasado viernes 14, fecha en la que tuvo lugar dicha presentación, en Arrebato Libros (en la madrileña calle de La Palma 21) fue no solo encantador conocer a la autora, María Concepción Carmona Tapioles, sino además un lujo tener el placer de compartir aquella velada junto a ella y los suyos, ya que se trata de una mujer octogenaria que a lo largo de gran parte de su azarosa vida siempre había tenido un lugar para la literatura, no en vano su faceta de escritora la fue cultivando a lo largo de los años, si bien permaneciendo inéditas sus creaciones, algo a lo que se ponía fin el viernes 14 de octubre con la edición de “Raíz desnuda”, donde se compilan algunos de los muchos poemas que, según me apuntó su hija, ha ido atesorando a lo largo de muchas de sus numerosas décadas de vida.
Tenía lugar, por tanto, un acto de justicia poética al que me consta que ha contribuido grandemente su nieto, Pablo García, quien, como no podía ser de otro modo, cerró el acto.
Muchos de los poemas del libro van asimismo acompañados por las magníficas ilustraciones realizadas a tal efecto por la dibujante Sara Vidigal, quien también dirigió unas palabras al respetable durante la presentación. Presidía
Además, estuvo presente en la mesa que presidia la presentación Mercedes Blasco, la ya mencionada hija de María Concepción y, a la sazón, prologuista del libro. Esta había apuntado en dicho prólogo, muy afinadamente, las dos principales vertientes por las que discurre la poesía de Carmona Tapioles: “la de percibir el paisaje, la belleza de la tierra y las criaturas, la perfección de lo creado, y la de expresar lo trascendente, lo vivido, lo sufrido desde una perspectiva individual, interna y llena de densidad”. Efectivamente, María Concepción, que, por distintas circunstancias vitales, ha vivido en Madrid, Bilbao y Jerez de la Frontera, es una aprehensora de paisajes exteriores en su más sublime esencia así como una mostradora del dolor más inescrutable en el formato más sereno y conciliador. Expresa en su poesía una tendencia a la introspección pero sin dejar de lograr que esta sea comunicable, por trasladar con sencillez sentimientos a flor de piel aunque recubiertos, como venimos diciendo, con el tul de un finísimo lirismo.
Todos los poemas comparten un tono evocativo; son las serenas remembranzas de un pasado en muy gran medida áspero, al cual nuestra poeta parece indultar con su mirada, entrañable mas no complaciente con las pretéritas injusticias, por las que, asimismo, no manifiesta albergar rencor.
El hiato entre la realidad y el deseo lo expresa en poemas como “La guerra es una pastora” o “Imposibilidad”, donde la vida es mostrada como continua confrontación.
En otros poemas, como “Sola”, “El bosque de Aralar” o “Nubes” concede gran protagonismo al entorno natural, identificándose espiritualmente con el paisaje.
Así las cosas, al fin, el lector que incursione en “Raíz desnuda” hallará una poesía elaborada con gran impecabilidad a través del cauce de una polimetría bien manejada a través de la que se muestra la sublime expresión de múltiples experiencias, vividas a lo largo de un dilatado periplo, que se nos ofrecen como libro tras haber permanecido, junto a muchos otros poemas y relatos, compilados e inaccesibles a un público lector más extenso.
María Concepción Carmona Tapioles antes de la presentación |
María Concepción Carmona Tapioles durante la firma de ejemplares |