PASAJE
INTRODUCTORIO
Francisco
Umbral
(Trilogía
de Madrid, Seix Barral, Barcelona, 1985, pp. 15-16).
Aparte
el descubrimiento de que los cuerpos gloriosos eran un filón periodístico en
nuestro eterno y nada egipcíaco culto de los muertos, yo había descubierto,
concéntricamente a esto —y más importante—, que Madrid no es una ciudad
sucesiva, sino simultánea, que Madrid está dándose siempre todo entero, de golpe,
como una mujer que se desnuda a desgarrones.
En cada piedra blanda y carolina de
Colmenar, donde por el medio resol de la resoleada tarde, hay, había una
populosidad de siglos, de gentes, de motines, pronunciamientos y asonadas, de
modo y manera que en la luz de estraza de Madrid está o estaba todo presente
(como dicen los científicos que un día podremos ver a Julio César y Napoleón en
la televisión retrospectiva de las vibraciones lumínicas, con los mismos
cuerpos y almas que tuvieron: la Biblia y los Evangelios se va viendo que no
son más que ciencia/ficción).