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Ha visto la luz el número 38 de la revista "REGATUL CUVANTULUI" ("Reino de las Letras")

jueves, 24 de noviembre de 2016

Ha visto la luz el número 38 de la revista “Reino de las Letras” (“Regatul Cuvantului”, en la que tiene sección habitual como crítico de arte nuestro colaborador Diego Vadillo López, que en esta ocasión publica un artículo sobre Valle-Inclán y Francisco Umbral.
"Valle-Inclán, Umbral y la médula erudita envuelta por la beldad",
de Diego Vadillo López

Valle-Inclán, Umbral y la médula erudita envuelta por la beldad
Diego Vadillo López

Si hay alguien que ha sabido interpretar al gran literato Ramón María del Valle-Inclán ese fue el no menos notable literato Francisco Umbral. Este segundo se inspiró en él y en otros malditos de las letras cuando se erigió en dandi. Tan acicalado era el atavío indumentario de Valle-Inclán y Umbral como el de sus respectivas prosas, y es que aunque ambos escribieron algo en verso, donde su literatura brillaba pletórica de lirismo era en la línea continua consustancial a la prosa, una prosa la de ambos por otra parte reñidísima con lo prosaico.
         Ambos fueron dos inconformistas que dispararon contra todo y contra todos en una España que siempre ha defraudado las expectativas de sus más insignes hijos, maltratándolos inmisericordemente, por eso Valle y Umbral le respondieron con su misma moneda, siendo inmisericordemente plásticos, toda vez que tejieron la más brillante literatura con retales de inmundicia político-social. Sin duda hay que ser un literario alquimista para obrar tanta beldad con tan hedionda materia prima en muchos casos.
         Tal cosa la aprendió, como decimos, Umbral del barbado gallego, a quien dedicó el delicioso libro “Los botines blancos de piqué”.
         Además, Umbral tenía la gran virtud de hacer magnífica literatura con lo anecdótico, con lo trivial, con lo “a priori” modrego, o al menos no llamado a prestarse a mayores manejos. El vallisoletano publicó numerosos libros memorísticos, de crónicas y artículos y, en definitiva, de cariz periodístico y ensayístico, muchos de los cuales han sido calificados denostadoramente como “literatura menor”, algo que creo que no hace justicia a la gran cantidad de pasajes que estos libros atesoran lindantes con la más discriminada magnificencia plástico-literaria.
         Por ejemplo, en su “Diario político y sentimental” se refiere así a la novela y al diario como géneros literarios: “La novela es una estructura previa invadida por la prosa. El diario es una prosa lentamente invadida por las inopinadas estructuras del vivir. El diario acaba teniendo argumento, asunto, porque la vida cristaliza en él”, y continuaba en la página siguiente: “esta forma de escritura supone una comunión con la vida, la favorece más que la novela o la poesía, nos permite tomar posesión de nuestro tiempo individual./ Recordar, etimológicamente, es volver a pasar una cosa por el corazón. El diario, las memorias, todos los géneros moralistas, como la autobiografía o el autorretrato (todos los he practicado), consisten en esa gimnasia cordial”. Las reflexiones literarias que ocultan los retóricos oropeles tan consustanciales a la prosa umbralí, portan una médula entreverada que no conviene orillar, dado que están a la altura del plástico-estilístico envoltorio en que nos las presenta, en proceder similar a su maestro Valle-Inclán, quien no podía dejar de sacar brillo incluso a las acotaciones de sus obras teatrales, tan heterodoxas.
         No me resisto a atraer otro pasaje del antes mencionado “Diario político y sentimental” que da fe de la eficacia traslaticia de las erudiciones más afinadas, inherentes a la prosa poético-ensayística de Francisco Umbral (la cual vertió a todos los géneros y subgéneros que practicó acabando por hacerlos gregarios de su impronta): “Neruda, como un segundo Rubén, viene a salvar la poesía española en el momento justo. Si Rubén la salvó de un neoclasicismo tardío, Neruda inicia a los jóvenes del grupo español en el surrealismo, en la política, en las corrientes generales del mundo”. Ahí queda eso.


                También, como es habitual, se incluyen en este número aforismos de su director N N Negulescu. Además, en este número incluye un avance editorial.

                


Aparecen asimismo poemas de las poetisas Alba Azucena Torres, Riva Valencia Saldivia y Daniela Popescu.





 
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