LETICIA
AMARILLA JARAÍZ
INTRODUCCIÓN
La
Psicología de la Gestalt, recogida por Perls, habla precisamente del concepto
de “gestalt” (“forma o configuración”, aludiendo al carácter global de la
percepción. Se entiende “totalidad” de tal forma que la modificación de uno de
sus elementos puede llegar a cambiar la “gestalt” en su conjunto) como fenómeno
de la percepción que fue extendido a las restantes áreas: afectiva, cognitiva,
conductual. Apunta que los fenómenos
psicológicos se organizan en “gestalts”, con una figura dominante sobre
un fondo. Esta organización dependerá de las motivaciones o necesidades de la
persona.
La figura es lo que se percibe como
sobresaliente en el campo perceptual, con forma definida, mientras que el fondo
es algo indefinido que sirve de base envolvente a la figura. La relación
figura-fondo es dinámica, variable. La figura que sobresale del fondo va a
depender de lo que para cada persona es significativo en el aquí y ahora de su
propio centro de interés.
Así, dependiendo de lo que se nos haga
figura y de lo que hagamos fondo, se cambia la visión de las cosas. Depende de
nosotros que las figuras se hagan más estructuradas, consistentes y estables, y
así que las “gestalten” se sucedan con flexibilidad de manera que no quedemos
estancados en situaciones inconclusas y podamos crecer y madurar con nuevas
experiencias.
La Gestalt también trabaja los sueños,
como mensajes existenciales y proyecciones.
Desde mi formación en Terapia Gestalt, y
atendiendo a la importancia que se da a lo que aparece en una persona como
figura en su vida o fondo, expondré lo que me vaya surgiendo, en este momento
de mi vida, con respecto a estos cuadros de Baruch Elron.
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EL
RELOJERO
La
figura la pongo en el ave al que se le van cayendo las plumas, reposada en una
rama, del peso de los relojes que lleva dentro, y la mirada del anciano, que va
recogiendo lo que se le va cayendo a dicho ave. El ave tiene forma de jarrón,
una forma no muy propia para un ave, parece enclaustrado, con mucho peso por
los relojes que lleva dentro. Me llega agotamiento de estar limitado por el
tiempo. Ya no puede más el volátil y se tiene que apoyar en una rama de un
árbol. El anciano mira hacia adelante recogiendo lo que se le cae al plumado
animal, símbolo de libertad, que no puede apenas volar, necesita el apoyo de
algo externo a ella. El anciano recoge los relojes y su plumaje. El peso del tiempo le cae al anciano.
Me llega el peso de la libertad y de la
rigidez del tiempo.
Al fondo aparece un huevo vacío, una
vida nacida, a la que el tiempo hizo rígida y a la que no dejó libre para volar
como lo que era, un ave, con su forma de ave.
Me llega, que todos nacemos en un
tiempo, con un tiempo. En el momento de la senectud ese tiempo y esa rigidez ya
no nos vale, nos vamos deshaciendo de ella.
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LA
DANZA DE LAS MARIPOSAS
Se
me hace figura la mariposa más grande que trata de acariciar el cuerpo de una
mujer en desarrollo. La mariposa, que simboliza el cambio, viaja con sus compañeras
hacia otro lugar, acariciando el cuerpo de la niña convirtiéndose en mujer, con
inocencia y suavidad. La figura de la mujer está inclinada hacia la izquierda,
como si simbolizara la nostalgia de la infancia. El fondo que aparece es una
naturaleza abrupta, que está creciendo y al fondo del todo un árbol con un
columpio. La mirada de la joven es hacia atrás, mirando cómo se van las
mariposas hacia otro lugar. Me llega de todo el cuadro, nostalgia hacia la
infancia.
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EL
ARTISTA COMO MÁRTIR DEL SIGLO XX
Se
me hace figura el hombre entrado en años sentado en una mesa pequeña. Tiene en
su poder una especie de pluma, un trozo de papel arrugado, varias esferas y un
recipiente con ojos. Los ojos miran hacia adelante inquietantes. Parece como si
su espacio de trabajo fuera una simple mesa y sus objetos de labor una pluma y
papel. El hombre, vestido con ropas rotas, tiene un tatuaje y un lazo en los
brazos. Llaman mi atención las ramas que salen de su cabeza, sus
construcciones, con telas de araña y vegetación aparentemente seca. Me llega
que el hombre crece a partir de su desarrollo cognitivo y en contacto con la
naturaleza. No necesita más que una pluma y un papel. Es curioso, está colocado
de una manera en que el fondo aparece dividido en dos. A la izquierda aparece
un color más cálido, y las figuras del fondo son una mujer seductora medio
desnuda, y un hombre mayor bien vestido con bastón. Al otro lado, a la derecha
aparece un fondo más oscuro y gris, un hombre con su teléfono móvil, un hombre triste con un ramo de
flores, y humo de fábricas. Justo detrás del que se hace figura, hay una línea
de personas mirando hacia atrás, mirando al desierto y el humo de las
fábricas... los espíritus vacíos que vagan de un lado a otro, sin aparente
destino.
Me llega que el único crecimiento de un
artista es su cerebro. El artista es una persona que vive de otra manera
distinta a la convencional, puede ser admirado y visto por unos y no mirado por
otros. La sociedad en la que vivimos se vuelve un desierto, se llena de
espíritus vacíos que no saben hacia dónde ir, no hay interacción, damos
prioridad a las tecnologías, a los vicios, a la imagen. Damos la espalda a lo
creativo, a lo distinto, a lo que nos hace pensar y reflexionar.
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SODOMA
Y GOMORRA
Se
dan tres ambientes distintos en una parte del cuadro (díptico). Al fijarme en
el primero, veo una silla hecha con partes de la mujer que reflejan su
feminidad. La silla, la mujer objeto, está encima de un tablero en el que se
está jugando una partida de damas. El tablero está en un lugar inestable,
atrapado por el mar y la tormenta. Me llega un juego de damas, donde la mujer
es un objeto de deseo y donde no puede escapar. El fondo de mar en tormenta,
gris... como si fuera a ser tragada por el mar (lo masculino).
El segundo ambiente, muestra un
desierto, con restos de algo destruido, y al fondo un nuevo amanecer.
El tercer ambiente, oscuridad plena, y
abajo a la izquierda un planeta.
Me llega, una reflexión, ligando los
tres escenarios. El juego de damas con la mujer... peligroso, en el que no se
le da libertad para ser lo que es, reduciéndola a un mero objeto, en un
ambiente restrictivo y lleno de peligros... lo que puede dar lugar a que en un
momento dado de la vida, nos quedemos sin mujeres, sin madres, sin madre
tierra... propiciándose que hagamos del mundo un desierto y que de ahí volvamos
a la oscuridad de los tiempos.
Feminidad de la mujer, mostrando su
poder ante los hombres, colocándose de pie frente a ellos. Me llega su
sensualidad, su sofisticación, su elegancia y poder.
Respecto a los hombres, unos muestran
sus máscaras y otros se muestran tal cual son, pero ocultando su máscara de
agresividad, de maldad.
Me llega la manera de comunicarnos
hombres y mujeres, muchas veces desde la sexualidad. Las máscaras están muy
presentes en el día a día de las personas. En algunas ocasiones se ven con
facilidad, en otras no esperas o no crees que tengan máscaras. Es el juego de
la interacción social, seducción.
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DESPUÉS
DEL PECADO
Mujer,
seductora, con una manzana verde mordida en la mano izquierda. La tentación.
Vestida con un elegante sombrero con plumas. Mostrando sus señales de
feminidad. Al lado izquierdo, la serpiente, un hombre Nearderthal escondido
fumando, debajo de una mesa. La serpiente al lado buscando la manzana. El
hombre calvo la muestra dos huevos de los que salen unos ojos a modo de planta.
Al lado derecho un pequeño demonio, al que la mujer parece tocarle sus partes.
Hay un tubo por el que entran bolas con imágenes, o esencias de personas. De
una de las bolas sale un pájaro a toda prisa. El fondo es oscuro, con montañas
en el lado izquierdo y vegetación a la derecha.
Me llega juego y seducción.